Mención Honrosa
En esa intersección, Paicaví tiene dos piletas de asfalto grisáceo, alargadas y poco profundas. En sus inicios las acompañaban unos vistosos pececitos carpa koi, que al contar con tan diminuta profundidad, sucumbieron ante el roce de sus cuerpos contra el cemento. Era 2011 y marchábamos cada semana. Las distintas universidades coincidían en Paicaví con Carrera. Entre la multitud y el bullicio, siempre me apartaba para contemplar la pileta. La miraba ahí parado e imaginaba ser un pez: nadando a duras penas en medio de una jungla de cemento, escapando hacia la calle para morir dando saltitos entre los autos.
Juan Pablo Vergara, 24 años
Concepción
Ilustración: Carola Josefa