EL DIAMANTE DE LOTA

Mención Honrosa

Cuando el guía les pidió a todos que apagaran las linternas y guardaran silencio, él retrocedió lenta y sigilosamente, caminó en cuclillas por el túnel aguantando el terrible dolor de espalda y de memoria con su mano tosca y arrugada rozando la veta de carbón se adentró en las galerías donde de niño había trabajado; quería descansar junto a su padre y hermanos. Arriba nunca supieron qué pasó con esa linterna, jamás volvió.

Daniel Moya Lecaros, 35 años
Nacimiento

Ilustración: Makarena Kramcsák