PREMIO AL TALENTO MAYOR
Dicen que un niño no discierne. Con mis nueve años creo que lo hacía. Él recién llegaba a Polcura. Armamos la pichanga con pelotas de calcetines viejos. El Nuevo trajo una de verdad. ¡Nunca habíamos jugado con una de esas! El calor nos llevó al Zañartu sin considerar las advertencias: ¡El Zañartu no perdona! En calzoncillos entramos al pozón de la orilla sin acercarnos al centro. La pelota llegó al medio del canal. Se lanzó a rescatarla. No le advertimos del peligro: Era Nuevo. Lo vimos alejarse arrastrado por la corriente hasta que se nos perdió de vista.
Jorge Ernesto Contreras Sobarzo, 65 años
Tucapel
Ilustración: Ibi Díaz