EL SALUDO

Premio al Talento Joven

El año antepasado, en primavera, estuve en San Rosendo. Caminé por una plaza donde me miraban tristes trenes antiguos, que sólo se alegraban con los hermosos árboles en flor. En la mitad de la noche desperté con todo el cuerpo enronchado; me ardía y me picaba. «¡Fue el litre!», dijo mamá, «la próxima vez debes saludarlo». Hace pocos días volvimos al mismo lugar, pero esta vez me paré frente a un árbol, hice una reverencia y le dije: «¡Buenos días, señor Litre!», y dormí toda la noche.

Agustín Beltrán Saldivia, 13 años
Los Ángeles

Ilustración: Silvana Youlton