EL SEÑOR CID

Premio al Talento Joven

El despertador sonó a las nueve de la mañana, como era usual. Me levanté y me vestí con ropa de domingo, listo para salir. Tomé de desayuno café con pan tostado con mantequilla. Al salir pase al puesto de flores, donde compré las más preciosas, y luego dirigiéndome por el camino de piedras entre las lápidas, me detuve en la que enunciaba: «Familia Cid Roa». Me senté en ella, aguardando, hasta que por el pasillo divisé a mi esposa, a mi hija, y a mi nieta. Luego de observarlas orgulloso, desaparecí, devuelta a mí tumba.

María-José Novoa Cid, 16 años
Chiguayante