LA VOZ DE SEBASTIÁN ACEVEDO

Mención Honrosa

La última bocanada de calor ahogó sus lágrimas urgentes. Vino entonces una paz extraña, ajena, exigua y triste. Pensó por un momento decir alguna palabra importante, de esas que le dan sentido a las cosas, pero no encontró ninguna. El fuego lo transformó en fuego y se entregó a él, como se entrega el hijo a los brazos de su madre, como se entregan las hojas al otoño. Así desapareció su vida, como desaparecidos sus hijos, como desaparecida la inocencia de quienes vieron arder aquella tarde la voz y la figura de Sebastián Acevedo.

Leonardo Contreras Marisio, 35 años
San Pedro de la Paz

Ilustración: Ibi Díaz