Talento Mayor
Tenía un mal presentimiento, pero al fin acepté. Nos reunimos en el salón de un hotel en Concepción, mi ciudad. Cada uno de mis excompañeros de universidad contó su historia, y descubrí que todos se habían casado, que tenían hijos y que ocupaban puestos importantes en distintas empresas del país. En mi turno confesé que, en consecuencia, era yo la oveja negra del grupo porque seguía soltero y carecía de un trabajo estable. Y rebalsé el vaso cuando revelé que sobrevivía apenas vendiendo mis propios libros, los que financiaba con humillantes aportes hechos por profesionales exitosos como ellos.
Antonio Álvarez Bürger, 69 años
Talcahuano
Ilustración: Catalina Bu