Premio al Talento Joven
De niña paseaba por los Tribunales de Concepción. Las palomas, habitantes del lugar, volaban directo a mis ojos. Ocurría lo mismo en la Plaza de Armas. Creía que las palomas tenían algo contra mí. Mi mamá me dijo que había que ganarles, que debía correr yo primero detrás de ellas: asustarlas, ponerles las plumas de punta correteándolas a los ventanales de los ilustrísimos o a la azotea del Club Español. Ahora, desde la lejanía de mis dieciséis años, comprendo que la cosa no era conmigo, sino con los jubilados que se anticipan ilusamente a espantarlas, amenazándolas con migas de pan.
Sarai Da Costa, 16 años
Lebu
Ilustración: Silvana Youlton