Mención Honrosa
Sábado por medio andaba de buen humor: silbando el himno del club abría el candado y entraba a la pieza, si así se puede llamar al cuarto hediondo y lúgubre en el que me mantenía encerrado, junto al estadio El Morro. Con un alicate soltaba los alambres y abría una rendija entre las latas que cubrían el marco de la ventana. Por ahí yo veía la mitad del partido en el que jugaba el club de sus amores. «Si salimos campeones, te suelto», decía, y yo rogaba para que no perdieran un solo punto. Ese año bajamos a segunda división.
Marcelo León Hernández, 49 años
Talcahuano
Ilustración: Makarena Kramcsák